Amigo mío, tú tan noble, sencillo, amador del bien.
Amigo mío, has sido como un hermano
En mis tiempos de angustia;
mi cómplice y compañero en mi tiempo placentero.
He visto a mi dolor, desbordarse con tu gemido,
y mi llanto, correr por tus mejillas.
Amigo mío, he visto a mi alegría,
expresarse plenamente en tu riza.
Mis triunfos lo colgaste en tu palestra;
y nuestra fotografía, en lo alto de tu mesa.
En nuestra distancia hay una llamada larga,
luego las carcajadas recordando nuestra estancia.
En mi soledad llegas tú, y tu amistad
cubre completamente el vacío.
Amigo mío, hemos compartido
la dulzura de la miel y la amargura de la vida.
Amigo mío, apareces como Simón de Sirene
Y pones en tus espaldas mi cruz tan grande.
Amigo mío, me amas como a ti mismo,
y yo te amo, con igual medida.
Llegó el triste día (él de la despedida)
Y partimos cada uno por su rumbo:
tú, por tu largo camino para llegar a Papa del mundo;
yo, con mi sueño de ser escribidor y trotamundos.
Y allí vamos, haciendo realidad nuestros sueños.
..
Autor: Willan V. Castillo
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