Llegarás en el momento preciso, oportuno y me tomarás de la mano para que camine a tu lado. Nos miraremos y sonreiremos al reconocer el rostro del amor en cada uno. Nuestros corazones comenzaran a develar sus sentimientos, sabiendo que ese espacio que estuvo vacío por tanto tiempo, ahora se llenará de un indescriptible, pero fuerte sentimiento.
Nuestra decisión será movida más que por emoción, por la madurez, el respeto, pero sobre todo por la certeza de saber que fue Dios quien nos situó en el lugar apropiado y a la hora perfecta para que ya jamás fuéramos iguales. Para que sintiéramos necesidad del uno por el otro de compañía, de compartir las cosas sencillas y lindas de la vida. Aunque todo el mundo siga igual, parecerá distinto para nosotros dos. Porque cuando el amor te atrapa con su ola, difícilmente te suelta, sino que te envuelve. Quienes beben de su copa terminan ilusionados y esperanzados.
Este amor tendrá tu nombre y el mío escrito con letras grandes. Estarán impresas en nuestros corazones y selladas con un pacto de fidelidad y comunicación. ¡Tú llegarás, yo lo sé! Te siento cerca, me lo susurra el viento cada mañana. No me desespero, sé quién soy y lo que tengo para darte. Mis ojos no te han visto, pero yo sé que serás el motivo de mis sonrisas y la razón del brillo de mis ojos.
Y cuando finalmente nos encontremos, me vestiré de poesía y serás mi canción. El Universo será entonces testigo del encuentro de dos almas que se sentían, pero que aún no se habían encontrado.
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Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.brendalizaviles.com y www.poetascristianos.com
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