Yo te amé porque mi corazón lo decretó.
Porque mis pensamientos se elevaron hasta ti.
Porque de mis labios salió tu nombre y me supo a miel.
Te entregué mi corazón porque quise que tuvieras lo mejor que tengo para darte.
Porque quiero enamorarte desde el interior.
Porque mis pensamientos se elevaron hasta ti.
Porque de mis labios salió tu nombre y me supo a miel.
Te entregué mi corazón porque quise que tuvieras lo mejor que tengo para darte.
Porque quiero enamorarte desde el interior.
Dios en su escenario nos colocó, para que de dos fuéramos uno.
Para que compartiéramos la vida juntos, porque la soledad no es buena compañera.
Las cosas son mejores cuando se viven entre pares.
Dos corazones que laten, dos bocas que hablan y se profesan amor.
Un par de abrazos para sostenerse y unas miradas en complicidad que sin hablar se dicen todo.
Para que compartiéramos la vida juntos, porque la soledad no es buena compañera.
Las cosas son mejores cuando se viven entre pares.
Dos corazones que laten, dos bocas que hablan y se profesan amor.
Un par de abrazos para sostenerse y unas miradas en complicidad que sin hablar se dicen todo.
Y confieso con sinceridad desde lo más profundo de mi alma que tú eres lo mejor que me ha podido pasar en esta vida y que eres mucho mejor de lo que esperaba.
Dios examinó mi interior y supo que lo que yo necesitaba era a alguien como tú, que me motivara a querer ir más allá y superarme. Alguien a quien pudiera yo entregarle lo mejor que tengo para dar.
Dios examinó mi interior y supo que lo que yo necesitaba era a alguien como tú, que me motivara a querer ir más allá y superarme. Alguien a quien pudiera yo entregarle lo mejor que tengo para dar.
¡Sí, tú eres mi amor, porque mi corazón me lo ordenó!
Y fue el mejor dictamen que de él pude yo recibir.
Y fue el mejor dictamen que de él pude yo recibir.
Mi amor es tuyo y en dondequiera que estés o que vayas por siempre te acompañará.
Autora: Brendaliz Avilés
Escrito Para: www.poetascristianos.com
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