Te he visto allí arriba,
Clavado abierto de brazos,
Como esperando una llegada…
Con tu abrazo en espera.
Tu posición indefensa a expensas.
Tu sangre derramada…
Para ser limpiada.
Tu sudor, para ser secado.
Tu soledad en el cielo infinito,
Esperando un calor humano.
Tus llagas latentes
Esperando ser curadas.
Tu vestido rasgado,
Esperando ser remendado.
Tu voz apagada, tus palabras,
Esperando ser pronunciadas.
Tus manos clavadas,
Esperando hacer más milagros.
Tus pies clavados,
Apresurados para dejar más huellas.
Te he visto largamente
Allí arriba.
Aquí abajo hay llantos esparcidos,
Y un sabor a victoria por todos lados.
Tú, crucificado. Yo he llagado…
Resuena una pregunta: ¿De quién es la culpa?
Todos los dedos me apuntan,
Me dirigen sus miradas,
Me lanzan sus palabras…
Yo aquí abajo. Te pido perdón…
Entonces, te desclavas.
Resucitas. El asombro…
Ojos abiertos…oídos sordos.
Tú vives y yo revivo. Cielos abiertos.
Tu cuerpo es semejante al mío,
Y al de todos estos…
..
Autor: Willan V. Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario